miércoles, 15 de septiembre de 2010

NO SOMOS UNOS DELINCUENTES.........

El descontento se palpa en las caras de algunos usuarios del parque del Retiro. No están de acuerdo con la actuación de los 'agentes de parque', del Área de Medio Ambiente del Ayuntamiento, en este espacio verde madrileño. Aunque la tarea de éstos es velar por el buen estado de este gran pulmón de Madrid, para algunos de los transeúntes que a diario lo visitan "se están creciendo y excediendo en sus competencias".
Así lo afirma Begoña, una jubilada del distrito Retiro, en la entrada al parque por la Puerta de Alcalá. "Hace dos años, tras manifestarnos en la Feria del Libro, conseguimos un horario para pasear a los perros sin correa hasta las 10.00 horas y desde ese momento nos tratan de forma intimidatoria, siempre se meten con la gente más débil como las mujeres y los ancianos", afirma por su parte Juan Carlos Capelo, un usuario del parque que suele pasear allí a su perro.
Sus quejas encuentran apoyo en las declaraciones de Pilar Daguerre. Esta madrileña lleva paseando "toda la vida" por el Retiro y desde hace unos años acude "a dar de comer a los gatos" que en él habitan. Durante un tiempo, desde 2007, el miedo era su fiel compañero en las visitas al parque.
"El problema que he tenido es que querían que llevase la comida a los gatos a otra zona, pero yo creo que hay que darles de comer donde están porque no voy a ir como el Flautista de Hamelín con 30 gatos atravesando medio Retiro", afirma.
"Tuve una agresión por darle de comer a una gata que le faltaba una pata", señala. "Cuando el agente se acercó a mí me dijo que me identificase y yo le dije que primero se identificase él, como no lo hizo, yo tampoco", asegura esta madrileña de Lagasca.
"Me dijo que llamaba a la Policía y tiró la comida que yo traía para los gatos a una papelera". Para Pilar fue "un abuso de autoridad" y su actuación fue "prepotente". Cuando salió del parque, hacia la calle Ibiza, el agente del parque empezó a darle "golpes en la espalda con el hombro", según denuncia.
"Tengo 67 años, yo no decía nada más que no me empuje que me caigo", dice recordando el momento. "Creo que no es justo que una persona del Ayuntamiento y con uniforme se dedique a agredir a la gente", concluye. A partir de ese momento se siente "intimidada" e incluso llegó un momento en que comentó a su gente más cercana que "estaba segura de que iba a tener un accidente en el Retiro". Desde octubre, Pilar no ha tenido ningún problema en el parque.
Gatos, perros y pájaros
No sólo aquellos que quieren alimentar a los felinos tienen problemas en El Retiro. También los dueños de los perros o aquéllos que alimentan a los pájaros entran a formar parte de la controversia que se está originando en el parque.
"Mis agresiones se iniciaron el 8 de julio cuando tuve un incidente muy grave en La Chopera", dice Juan Carlos Capelo. "Había una serie de perros ladrando pero la mía no había intervenido. Eran las diez menos siete de la mañana cuando se acercan tres guardas y se dirigen directamente a mí, en vez de al grupo con perros que ladraban, diciéndome que sujetara a la perra, que la atara, porque era un peligro para los viandantes", asegura este electricista de Madrid.
Después, los guardas le "persiguieron fuera del Retiro". Según su versión, le siguieron hasta el Jardín Botánico, frente del Museo del Prado. A continuación le redujeron tirándole "al suelo", le "dieron patadas", le colocaron boca abajo, le inmovilizaron poniéndole "las rodillas en la espalda y la cara contra el suelo" y al final llamaron a la Policía Municipal que le llevó detenido a una comisaría de la Policía Nacional, según la denuncia del supuesto agredido.
Además de que fue denunciado por desacato y resistencia a la autoridad -incumplía la normativa de dejar suelto al perro en el horario establecido-, la Policía Nacional, "ante el maltrecho estado" que presentaba, le trasladó a un ambulatorio y los médicos le derivaron después al hospital Gregorio Marañón.
"Tengo lesiones, estoy en tratamiento médico, me tienen que hacer una resonancia en las piernas, ando mal con los talones, tengo resaca de la paliza que me dieron y la cara la tenía destrozada e incluso tengo que ir al dentista porque me falta un puente de tornillo en la parte izquierda", asegura Juan Carlos.
"El último enfrentamiento fue el martes pasado. Saben la zona donde estamos y las horas y vienen a buscarnos directamente y todos los días los tenemos enfrente", asegura. Un agente en moto, tras una nueva discusión porque estaba cepillando a la perra en el parque, se "me acercó bruscamente y me dio en el pecho". Juan Carlos denuncia "acoso, persecución y daños".
"Nos ponen multas constantemente por echar pan a los pájaros, por acercarnos a las zonas infantiles, por la comida de los gatos, por la perra suelta; sin embargo, la gente come, bebe, pisa el cesped, orinan detrás del estanque, venden droga, trapichean con otros artículos y la policía se queda con los abrazos cruzados porque no quieren problemas con ellos", afirma.
"Nosotros no somos delincuentes y en cuanto nos ven se aproximan a nosotros", dice. "Aquí se roba, se vende droga, hay prostitución y no pasa nada", concluye.
Ecologistas en Acción, en un comunicado, ha señalado que "algunos Agentes de Parque actúan como auténticos matones, propinando palizas y hostigando a usuarios, especialmente mujeres mayores" y "todo ello por pasear con perros sueltos o dar de comer a gatos abandonados".
El Ayuntamiento asegura por su parte que no tiene constancia de ninguna denuncia y que si huviera conocido estos hechos habría actuado en consecuencia. Una portavoz del Área de Medio Ambiente afirma además que el caso está en manos de la Justicia y que se actuará en función de lo que ésta determine.

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